Parque Nacional Chaco


A pesar de su relativamente pequeña superficie, este Parque protege una completa muestra de los ambientes típicos del Chaco Oriental. En el centro, el este y el sur del área hallaremos un tipo de bosque llamado localmente "Monte fuerte". Allí se destacan enormes ejemplares del Quebracho Colorado Chaqueño, que en algunos sectores forman comunidades casi puras (Quebrachales). Al oeste, ocupando sectores bajos del terreno que se inundan parcialmente en épocas de grandes lluvias, encontraremos los palmares de Palma Blanca o Caranday, que crecen junto a extensos pastizales naturales. Este ambiente recibe el nombre técnico de "sabana con Palmeras". Asociado al curso del Río Negro, que surca el Parque por su ángulo noreste hallaremos otro ambiente natural. Formando una estrecha franja se desarrolla una densa Selva en Galería con árboles que llegan a los 15 metros de altura. Existen también zonas de transición entre el Monte Fuerte y la Sabana con Palmeras, donde se presenta un bosque bajo abierto, formado por palmeras Caranday, árboles de menor porte y arbustos. Los ambientes acuáticos están representados por los esteros, cañadas y lagunas. Mientras los esteros se mantienen a lo largo del año, las cañadas se forman durante las grandes lluvias, para luego desaparecer en las sequías. El cuerpo de agua más importante del Parque es la Laguna Panza de Cabra. Ubicada al sur, es el mejor sitio para observar las huellas de los numerosos animales silvestres que se acercan a sus orillas para beber.

El Parque fue creado en pleno desarrollo de la explotación forestal de la zona, precisamente para salvaguardar una muestra del implacable avance de la deforestación que modificó para siempre a toda la región. Es por ello que el Parque hoy está sufriendo las consecuencias de ese inadecuado uso de la tierra. Rodeado de campos que han sido totalmente deforestados, zonas agrícolas y ganaderas, que sostienen una importante población rural, el Parque constituye una "isla" en el "mar" del paisaje construido por el hombre. No es casualidad, entonces, que el problema más grave que aqueja al Parque sea el efecto de "insularización", tan temido en cualquier área protegida. La primer consecuencia de ello es no poder mantener poblaciones importantes de vertebrados de gran porte, especialmente carnívoros. El límite del Parque con el mundo exterior está constituido por fuertes alambrados. Estos impiden la entrada del ganado doméstico y de los pobladores que buscan madera o leña dentro del área. Hasta hace poco tiempo vivían allí pobladores intrusos con su ganado, los que finalmente fueron reubicados en otros terrenos fuera de los límites del mismo. A pesar del alambrado, no dejan de producirse conflictos con los pobladores locales por ingresiones furtivas.

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