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Parque Nacional Tierra del Fuego
El Parque Nacional Tierra del Fuego se caracteriza, a diferencia de otros parques andino-patagónicos, por poseer bosques que tienen como uno de sus límites naturales al mar. Una serie de cordones montañosos, paralelos entre sí y orientados de NO a SE, constituyen barreras casi infranqueables que dividen la superficie del Parque en valles o en secciones de muy difícil comunicación directa. Dentro del Parque se protege la sección central del Lago Fagnano o Kami, el cual está orientado en sentido oeste-este y desagua en el Océano Pacífico. Más al sur se encuentra el Lago Roca y frente a él, el Cerro Cóndor y el Guanaco. El Lago Roca, vierte sus aguas al corto y turbulento Río Lapataia, que termina desembocando en el mar a través de la Bahía Lapataia. Del tramo de costa marítima que el Parque posee sobre el Canal de Beagle, de aproximadamente seis kilómetros de longitud, se destaca sin duda por su belleza, la Bahía Lapataia. La variedad de ambientes costeros está representada por innumerables caletas y puntas que definen playas y acantilados, refugio ideal para la fauna asociada al mar. La flora es característica de los bosques andino patagónicos, pero no es tan variada, encontrándose en estas latitudes solamente seis especies de árboles que resisten las rigurosidades climáticas de la región. A diferencia de su porción más norteña, estos bosques poseen un ambiente único: las Turberas, que están formadas por un denso colchón de musgos y materia vegetal, y se ubican en las zonas bajas y anegadas. Los Zorros Colorados y Grises, los Guanacos, y el amenazado Chungungo o Nutria Marina son algunos de los habitantes de la zona. Una gran variedad de aves está asociada a los bosques, como el Carpintero Gigante y la Cotorra Austral, mientras que junto a las costas marinas se hallan el Albatros de Ceja Negra, el Cauquén Marino y el Pato Vapor, siendo sólo algunos representantes de la variada fauna fueguina. Entre los animales exóticos se encuentra el Castor, introducido de Norteamérica, que habita los ríos de la zona y el Conejo de Castilla, habiéndose dispersado en la mayoría de los ambientes del Parque. Uno de los principales atractivos del área es su gran riqueza en yacimientos arqueológicos, que tienen una importancia cultural invalorable. Existen numerosos vestigios de los Yámanas, indígenas que poblaban las costas del Canal de Beagle antes de la llegada del hombre blanco a América. En la Bahía Lapataia pueden encontrarse numerosos "conchales", cúmulos de valvas de moluscos y restos de animales que constituían su principal dieta, junto a utensilios de uso cotidiano.
n el Parque, el mayor problema de conservación está representado por las especies animales exóticas. El Castor por ejemplo, aprovecha los cursos de agua (ríos y arroyos) para construir diques, los cuales forman un amplio espejo de agua que inunda los alrededores, ahogando así a las especies arbóreas nativas. Para realizar estos diques, se sirven de ramas y troncos que derriban ellos mismos con sus poderosos dientes incisivos. El permanente ramoneo de los Conejos, especialmente en la zona de Bahía Lapataia, ha motivado un grave retroceso de los vegetales nativos, que se ven obligadas a crecer en forma achaparrada. Asimismo, estos animales construyen sus cuevas sobre los yacimientos de conchillas de la costa, aprovechando su endeble consistencia, lo que ocasiona una destrucción a veces total e irreparable de tan valiosos testimonios culturales. La explotación forestal ilegal también está presente, especialmente en los sectores norteños del Parque, de difícil acceso para el control y vigilancia de los Guardaparques. La devastación de los bosques, junto a los incendios, causa graves procesos erosivos, que algunas veces se tornan irrecuperables debido a la acción del ganado que dificulta o impide la renovación natural del bosque.
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